
Aquí estoy, como siempre
entre una guerra de sentimientos
y las ganas de escapar,
pero no puedo dejar a la deriva
el barco que navego.
Mi espalda cansada
ya no quiere llevar esa carga
y quien debe entender, no entiende,
no es mi responsabilidad
llevar su cargamento, ni su tormento.
Una y mil veces digo:
hasta aquí llego con mi barco
y sin pensar vuelvo a la orilla
tomo su carga y la contengo.
Aquí estoy como siempre
con una sonrisa esperando,
que la carga se aminore
y pueda caminar suelta
como el aire...
tomando la mano de mi esposo
y de mis hijos, sin invasión
en nuestro barco...
Aquí estoy como siempre
caminando erguida, con la frente alta
por haber haber hecho lo justo
acompañar sus últimos años;
dándole el tiempo que no tengo.
1 comentario:
Muy explicado y con muchas excusas.
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