
Tenía tristezas de sal y arena
en mi alma... que la raspaba
y apareciste tú
en un vuelo al atardecer...
Mis ojos de gaviota solitaria
y mis quebrajiadas alas por las tormentas
vieron que tus brazos
eran buen refugio, para dejar de huir.
Y me pose una tarde en tu ventana
a contarte mis amarguras
y tus manos tiernas tomaron mi rostro
sin pensarlo, besaste mi frente.
Así encallé en tu playa
herida, cansada, aturdida
sin saber que lo que sentía;
era amor,
sentía amor por primera vez.
Ya pasaron varios años
y hoy vuelo en tus brazos,
en cada caricia tierna
en tus labios, en tu piel
como la primera vez.
2 comentarios:
Cuánta belleza y dulzura en un poema.
Me he emocionado con tus versos.
Gracias siempre por tus bellos comentarios. TQM hermanita
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